Ayer y hoy, durante las comidas, seguí viendo, por 3ª vez, esa formidable película que es El curioso caso de Benjamin Button. Cine sublime. Disfruto cada minuto de esa cinta.
He aprendido a hacer la reducción de vino. Realmente, pega muy bien incluso con las carnes blancas. He perdido unos kilos y ya veo el mundo y la vida de otra manera.
Noche de insomnio. No sé por qué. Después de rezar un buen rato, me he levantado a jugar al ajedrez y a hacer un par de cosas inútiles. Yo creo que ya empiezo a padecer el Síndrome de las piernas inquietas.
Llevo días dándole vueltas cómo se podría combinar mi novela Historias hamletianas con Obra férrea y con Libro cuadrado. Una historia que asumiera las tres historias de un modo original y no forzado. Sigo con la revisión de El caso de Marta. Ya me he decidido a no presentarla a ninguna editorial y a publicarla solo online.
Escribir? A veces, me llegan comentarios que demuestran que un texto se mete en la mente de una persona tan poderosamente como una película de gran presupuesto. O también podríamos decir que la mente se mete en el texto. El poder de una página. En mi contacto con lectores, lo he comprobado.
Sea dicho de paso, os animo a comenzar la lectura de Por la gracia de Dios. Si prospera el deseo legislativo del PSOE y Podemos, será la primera novela que, sin ninguna duda, tendré que retirar de mi Biblioteca Forteniana. Es algo que ya preveía. En fin, leedla mientras sea legal mantenerla en un servidor.